Científicos cambian un evento del pasado


Un grupo de físicos del Instituto de Óptica Cuántica de la Universidad de Viena ha conseguido cambiar, desde el presente, un evento del pasado. Se trata de la realización práctica de una teoría predicha hace 12 años pero que -hasta ahora- jamás se había conseguido poner en práctica.


Básicamente, consiguieron entrelazar partículas que estaban entrelazadas con otras incluso después de que las originales habían sido destruidas.

Lo primero que necesitamos conocer para comprender este experimento es el entrelazamiento cuántico. Se trata de un fenómeno sorprendente, propio de la física cuántica, que consiste en una especie de “unión” entre dos partículas subatómicas que se mantiene sin importar a qué distancia se encuentren la una de la otra. Cuando dos partículas están entrelazadas de esta manera, cualquier cambio que efectúe sobre una se refleja de inmediato en la otra, sin importar que tan lejos esté una de la otra.

A pesar de que parece algo imposible y carente de fundamente, se trata de algo fue predicho por primera vez por Albert Einstein (quien se refería a este efecto como una “acción fantasmal a distancia”) y ha sido comprobado en varias oportunidades.

Lo que han conseguido ahora estos físicos es entrelazar partículas después que han sido sido modificadas, incluso en el caso de que una de ellas hubiese dejado ya de existir. Básicamente, esto significa que los investigadores de la Universidad de Viena han conseguido que acciones llevadas a cabo en el futuro ejerzan su influencia en eventos del pasado, aunque siempre dentro del ámbito de la física cuántica.

El experimento comenzó cuando dos parejas (“paquetes”) de dos fotones se entrelazaron entre sí, creando enlaces entre las partículas de uno y otro paquete. Luego, un fotón de cada pareja se enviaron a un destino que, para simplificar, llamaremos “Víctor”. Los dos restantes se enviaron a otros dos, que llamaremos “Bob” y “Alice”. Los fotones que posee Víctor están entrelazados con los otros dos, por lo que Víctor tiene control sobre las partículas que poseen Bob y Alice.

A continuación Víctor entrelazó sus dos fotones, lo que provocó que las partículas en poder de Bob y Alice también se entrelacen entre sí. Lo llamativo de esto es que el entrelazamiento entre estas dos últimas partículas es posible (y ocurre) aunque Bob y Alice hubiesen medido, modificado o incluso destruido sus propios fotones.

Anton Zellinger, coautor del experimento, dice que “lo realmente fantástico es que esa decisión de entrelazar los dos fotones puede ser tomada en un momento muy posterior, incluso cuando los otros fotones podrían haber dejado de existir”. Las partículas que intervinieron en este experimento se entrelazaron enviándolas hacia un cristal cuya mitad es un espejo. El cristal refleja el 50% de los fotones incidentes y permite pasar los restantes. Si solo se envían dos fotones y uno atraviesa el cristal mientras el otro es reflejado, cada uno de ellos “pierde su identidad” y queda entrelazado con el otro.

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